Cuando se trata de alimentar a los bebés con alimentos complementarios, muchas madres creen que las texturas más finas son mejores para la digestión y el desarrollo general. Sin embargo, esto no es del todo cierto. Este es el por qué:
Habilidad digestiva: Progresión de textura fina a gruesa
Los alimentos complementarios deben progresar gradualmente de texturas finas a gruesas según la edad del bebé, comenzando con jugos, luego pasando a pastas, alimentos picados y, finalmente, grumos. Los alimentos demasiado finos no ejercitan de manera efectiva el tracto gastrointestinal del bebé, lo que puede provocar estreñimiento cuando se consumen durante un período prolongado.
Capacidad masticatoria: importancia de ejercitar los músculos de la mandíbula
La capacidad de masticar es crucial para el desarrollo general de los bebés, incluidas las habilidades motoras orales. Algunos bebés pueden tener problemas con los alimentos que se desmoronan si sus primeros alimentos complementarios eran demasiado delicados y carecían de textura. La mala capacidad para masticar puede provocar vómitos secos y negarse a comer, así como afectar la deglución.
Desarrollo del lenguaje: papel del desarrollo del esfínter oral
Masticar promueve el desarrollo del esfínter oral, que a su vez afecta el desarrollo del lenguaje. Los bebés que tienen esfínteres orales bien desarrollados tienen más probabilidades de tener una pronunciación precisa y comenzar a expresar sus deseos en un lenguaje claro a una edad más temprana. Las texturas finas de los alimentos complementarios pueden dificultar el desarrollo del esfínter oral y retrasar el desarrollo del lenguaje.
En conclusión, es importante comprender que las texturas demasiado finas en los alimentos complementarios pueden no ser beneficiosas para la capacidad digestiva, la capacidad de masticación y el desarrollo del lenguaje de su bebé. Progresar gradualmente de texturas finas a gruesas puede ayudar a promover un desarrollo saludable en estas áreas.